Cuando entramos a la sala los personajes ya están allí. El espacio está delimitado por un semicírculo en tonos rojizos, todo el ambiente es opresivo. Un pulso, un latido que podría estallar en cualquier momento amenaza la escena.
Es una obra breve, intensa, sin sutilezas, despojada. Los personajes esgrimen palabras que parecen inaudibles para el otro y que quedan desgarrando el espacio.
Tal vez la reflexión a la que te lleva esta obra es la de preguntarse si es necesario siempre terminar un vínculo desde la destrucción. Si nuestra incapacidad de tolerar el vacío que queda cuando el otro ya no está, si el terror de verse solo, finalmente es más o menos cruel que el camino de permanecer en la frustración, la incomunicación, el juego de poder, la sexualidad desgastada…
2 (un hombre una mujer) muestra con una lupa sólo un recorte en el camino de una pareja aferrada por la costumbre, aferrada al maltrato. Solo es una parte de la historia en común, es la decadencia a la que uno se ata por temor a lo desconocido. Es un pantano del que se quiere salir, pero que te pone en contacto con la certeza de que sólo con estirar la mano, e intuir que hay algo más allá del dolor no es suficiente.
Del pantano se sale embarrado y con mucho esfuerzo, nunca ileso.
Deja en evidencia las oscuras estrategias del impotente: “sin vos no puedo”, dice el hombre, abrazando las rodillas de la mujer, “¿Ves que sin mí no podés?”, agrega inmediatamente.
Se vuelve al círculo, otra vez de cabeza al pantano.
¿Cuánto malestar somos capaces de sostener aún cuando la decadencia es tan evidente? Azul Ballone
http://referencialgttbi.blogspot.com/2011/09/2-un-hombre-una-mujer-de-marcelo-saltal.html
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